Cada uno tiene sus particularidades y defectos al escribir, y todos, todos, tenemos cierta tendencia a utilizar unas expresiones u otras a modo de “muletilla”. Con el tiempo adoptamos de forma inconsciente palabras “fetiche” que se sienten cómodas entre el teclado y nuestra mente, tanto que lo dedos ni las perciben, y al hacer una revisión normal, se esconden como sombras. La técnica de revisión que vamos a usar, por análisis de frecuencia de palabras es muy sencilla y será como encender una linterna potente en nuestro texto.
Seguro que un filólogo sabe poner nombre a este término que se me escurre. Tú me entiendes, lo habrás detectado en conversaciones ajenas, incluso en textos de terceros. En tus propias líneas anda camuflado y sospechas que está ahí. Pues bien, vamos a usar un método analítico, las matemáticas son inapelables: vamos a cazar tus muletillas.
Utilizaré dos herramientas: Scrivener (posiblemente la mejor herramienta que haya para escritores) y una página web que hace la misma función de análisis de frecuencia y que es gratuita. Lo primero que necesitamos es un texto, cuanto más grande sea, mejor, yo diría que debería tener un mínimo de 1000 palabras. Con un texto literario sacarás mas jugo, ya que en el ensayo a menudo el propio texto tiene una estructura determinada que provoca que se utilicen ciertas palabras con más frecuencia y no necesariamente esto implica nada malo, como los adverbios acabados en mente, donde en los ensayos son mucho más habituales. Sí, acabo de usar uno.
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